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Foto del escritorJ. E. Medrano

Invasores.

Actualizado: 9 may 2020

Género: Ciencia Ficción

Por: Juan Enrique Medrano C.

Aún no recuerdo bien el día en que llegaron, llevo toda la noche pensando en eso, pero la fecha está borrosa en mi memoria, aun así… puedo recordar cada detalle de ese día con claridad. Empezó con un ruido en el cielo, un sonido fuerte y constante y un viento que te obligaba a sostenerte de algún objeto para no caer al suelo.


Ha pasado mucho tiempo, a veces siento que toda una vida. Esas monstruosas criaturas del espacio exterior no están dispuestas a dar cuartel ni por un momento, oleada tras oleada nos invaden, nos persiguen, tratan de aniquilarnos, en sus perturbadores rostros no hay un atisbo de compasión o de misericordia… y sus ojos… eran los ojos de un ser que solo conoce la violencia y la vida le es indiferente.


Los sonidos guturales que emiten, escucho sus ecos cada que me acuesto a dormir, quien sabe que terribles palabras (si es que acaso lo son) se dicen entre ellos cuando atacan, son una fuerza bien coordinada y pesadamente armada, cubiertos de arriba abajo con una especie de armadura de batalla.


La primera vez que vi uno sin su traje, sin sus armas, ya muerto en la mesa de disección me pareció un monstruo indudablemente feo, con un aroma nauseabundo sin duda, pero frágil, infinitamente frágil, su cuerpo, como los nuestros, es de una piel delgada y ligeramente translúcida y fácil de cortar, fácil de herir sin sus pesadas armaduras, los he visto en todos colores, unos de un color café, otros pálidos, también los hay amarillos y otros más todos negros, diría que esos son los que más me intimidan, pues sus cuerpos se ven más fuertes y resistentes, pero a decir verdad los de color pálido son los más agresivos y esas protuberancias blancas, amarillas o metálicas que asoman de su boca cuando te gruñen los hacen ver más fieros, la mayoría tienen pelaje distribuido en varias partes de su cuerpo, en algunos abunda mucho, y en otros es muy escaso y el pelaje varía también en color, abunda el negro, el amarillo, menos frecuente se ve en color blanco o el rojo, llegamos a teorizar que eran varias especies diferentes las que nos atacaban debido a esta variedad, pero eso quedó descartado hace tiempo.


Ciertamente atacan de manera bien organizada, se ve que su especie ha tenido siglos de evolución en incontables guerras y en numerosos mundos, son todos ellos una máquina perfecta de matar.


Día con día, perdemos terreno ante los invasores, poco a poco perdemos más y más de la belleza de nuestro mundo, y no puedo evitar preguntarme, “¿Qué pasará cuando no quede nada de este planeta que se pueda salvar, comer o beber’ ¿Estarán satisfechos?” Es decir, no sabemos si quieren nuestros recursos naturales, nuestra servidumbre o nuestros minerales, no sabemos nada de ellos, excepto que son extremadamente hostiles, tal vez… solo tal vez… nos atacan por deporte, un enfermizo deporte de cacería como acostumbrábamos nosotros hacer hace no tanto tiempo con especies que considerábamos inferiores.


Todo en ellos es diferente a nosotros, siendo la nuestra una sociedad relativamente pacífica somos inferiores en cuanto a armamento se refiere, nuestras armas son ineficaces. Al ser ellos una especie tecnológicamente más avanzada pensaría que serían una raza que ha superado la violencia y la guerra, pero es obvio que no, si tan solo hubiésemos hecho caso a aquellos científicos que decían que, en vez de tratar de contactar otras civilizaciones debíamos más bien preocuparnos por ocultarnos, hoy estaría ocupado en algo muy diferente, tal vez hasta aburrido.

Ahora que el tiempo corre en nuestra contra, mis compañeros y yo buscamos alguna debilidad definitiva, algo que nos dé una ventaja, una esperanza de ganar, algunos de nosotros en este secreto complejo subterráneo trabajamos analizando sus trajes, otros sus armas para duplicarlas, algunos como yo, sus extraños cuerpos.


Y aun a pesar de los meses que llevo diseccionando cuerpo tras cuerpo de los alienígenas, no puedo dejar de admirar su complejidad, por fuera parecen muy diferentes unos de otros, pero por dentro son prácticamente idénticos.


Y quizá por alguna razón, lo que más me perturba es el color de su sangre, que a diferencia de nosotros, todos ellos tienen la sangre de color rojo...

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