¿Nunca te has preguntado de lo que te pierdes mientras duermes?
Eran las 5 de la mañana cuando Alexa despertó, le dolía la cabeza como nunca en toda su vida, estaba entumida y se sentía mareada y débil, se sentó en el borde de la cama buscando a tientas su celular para ver la hora. Apagado, “Olvidé conectarlo anoche…” pensó.
-Mau…- Llamó a su esposo -…Mau, ¿Podrías traerme una aspirina del botiquín? - Dijo, pero su esposo no respondió.
-Mau…- Alexa se volvió hacia su marido, en la penumbra el bulto bajo las sabanas que era su cónyuge se veía extraño.
Ella estiró la mano y lo tocó en el brazo para despertarlo, un objeto duro similar a un palo de madera fue lo que sintió a través de las cobijas.
-¿Mauricio?- dijo jalando del objeto hacia ella.
El cuerpo esquelético de su esposo se giró, las cuencas vacías, y la piel reseca y agrietada indicaban que era un cuerpo descompuesto hace tiempo, meses tal vez.
Alexa cayó de la cama gritando y se apartó a gatas hasta que su espalda tocó la pared.
Tardó un momento en recobrarse. Se levantó y caminó con pasos vacilantes hasta la cama, pensando que era quizá una ilusión de la penumbra, o tal vez aún estaba medio dormida, una pesadilla tal vez…
Pero no, ahí estaba el cuerpo, era más un esqueleto que un cadáver, e iba vestido con las ropas de su marido.
-Mau…- dijo hablando en voz alta en la habitación -…Sal ya, sí es una broma, no es divertida…-.
Insistió una y otra vez, abrió el armario, vio tras las cortinas, y el baño de la recámara esperando ver a su esposo parado ahí, él no era del tipo que hace bromas, pero no había otra explicación, anoche se habían acostado juntos, habían hablado de los planes para el fin de semana y ella se había dormido antes., Mauricio se había quedado despierto leyendo un libro con su lampara.
Ella se acercó a ver el cuerpo nuevamente, tras examinarlo de cerca corroboró, sin lugar a dudas, que era un cuerpo real… y sí, llevaba puesta el pijama de Mau…
La mente de Alexa se rehusaba a creer que fuera su esposo, así que recorrió el pasillo del departamento llamándolo, cocina, sala y baño, finalmente fue a la habitación de Alex, su hija, entró y un segundo sentimiento de horror la llenó.
La misma escena se repetía, ahí en la cama el cuerpo de Alex, o al menos uno que llevaba el pijama y el pelo idénticos a los de su hija, el cadáver parecía dormir plácidamente.
Alexa cayó de rodillas y con temor se arrastró hasta la cama, viendo el cuerpo reseco tendido ahí, estiró su mano hacia ella temblorosamente, pero no se atrevió a tocarla.
Alexa no sabría decir que pasó durante los minutos siguientes, o cuanto tiempo estuvo ahí en shock, solo recuerda desde el momento en el que estaba afuera del departamento parada frente al ascensor del edificio donde vivía.
No tenía idea de que hacía exactamente ahí, tal vez solo necesitaba salir y alejarse de esa terrible escena.
Al estar más lúcida, intentó pensar racionalmente, después de todo era imposible que su esposo y su hija hubieran muerto y se hubieran descompuesto así en tan solo una noche, quizá los habían secuestrado… tratando de encontrar la lógica a este misterio se aproximó a la casa de sus vecinos.
Llamó varias veces a la puerta de los Nakamura que están en el apartamento contiguo, pero nadie abrió, así que llamó a los Nájera que viven en el departamento de enfrente, tampoco hubo respuesta, el departamento al lado del de los Nájera estaba vacío, así que intentó con los del departamento de al fondo, a ellos no los conocía, pero necesitaba hablar con alguien, quien fuera.
La misma suerte corrió en el último departamento, volvió a su hogar, pensando en llamar a la policía, aún no sabía que les diría, pero al menos ellos sabrían que hacer.
Tomó el teléfono en la sala, pero estaba muerto, no había tono de marcar, pensó en su celular, pero recordó que estaba descargado, luego recordó que Mau suele dejar su móvil conectado por las noches.
No deseaba entrar en la habitación, pero no había opción. Con pasos temblorosos entró en el cuarto, prefirió no encender la luz, así que en la penumbra del día que empezaba a clarear. Alexa caminó hasta el buró de Mau y tomó su celular, estaba cargado al cien por ciento.
En medio del nerviosismo lo jaló y el cable de alimentación se desconectó bruscamente, el celular casi se le cae de la mano. Ellos eran una pareja estable, y se tenían confianza, así que Alexa conocía la clave del teléfono de su marido.
Tras desbloquearlo intento llamar a la policía, no hubo respuesta, trató con sus padres, luego con sus suegros y sus hermanos, intentó varios de los números de contacto de Mau, pero siempre obtuvo el mismo resultado.
Era como si todo el mundo hubiera desaparecido. Y de pronto tuvo una sensación horrible, se asomó por la ventana, era una calle poco transitada, pero a esa hora ya había alguno que otro auto moviéndose, gente caminando hacia su trabajo, o alguien en el estacionamiento, pero nada. A lo lejos creyó oír una sirena, permaneció en silencio para corroborarlo, pero no…
Bajó a toda prisa, buscando al señor Tadeo, el portero del edificio, y lo encontró ahí en su lugar… muerto y seco, igual que su esposo, igual que su hija.
Alexa se sintió mareada, se apoyó contra la pared y se deslizó hasta quedar sentada en el piso.
“No tiene sentido…” se dijo a si misma, “…aunque hubieran muerto todos anoche, no podrían haberse deteriorado tanto en tan poco tiempo”.
El mareo se incrementó, y un hambre feroz se apoderó de ella, fue hasta ese entonces que se percató de lo delgada que estaba, su piel estaba pálida y sus manos huesudas.
Tomó el celular y vio su rostro en el reflejo oscuro de la pantalla, se veía muy delgada, pero no era lo que más le llamaba la atención. Ahí en el celular de Mau, la fecha no era la correcta, según el display de la pantalla, la fecha estaba adelantada seis meses y medio…
Todos, su esposo, su hija, sus vecinos, sus padres, el señor Tadeo, todos habían muerto hace más de seis meses. Y ella por alguna razón había permanecido viva… durmiendo… hibernando… junto al cuerpo de su esposo descomponiéndose lentamente durante todo ese tiempo...
Estaba completamente sola en el mundo ahora…
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